Amor en los tiempos de llaves perdidas

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El amor puede estar en un simple objeto.

Siempre he pensado que el mundo esta lleno de casualidades, de que vivimos en un constante vaivén del destino, que a veces, nuestros pasos están contados antes de haberlos dados.

Y si rebobino todo lo que he hecho en el día, pues…no lo pondría en duda: El mundo es una inmensa casualidad.

Esta mañana —mientras corría como desquiciad a la escuela— había olvidado el hecho de que, quizás, un simple objeto tan minúsculo e insignificante pudiese salvarme la vida. Mi suerte era tal que, había olvidado mi juego de llaves.

Era una estupidez máxima, créanme lo sé, pero ese minúsculo y descuidado objeto había salvado mi vida en más de una ocasión.

Recuerdo aquella vez, fue en la fiesta de Marlene. Era bastante tarde y yo como buena persona adolescente y responsable que soy…había tomado de más ¡Lo juro! ¡No fue mi intensión! Solo que…quizás soy un poco débil.

El rollo es que, cuando iba tambaleando cual borracha era y llegue justo al umbral de mi amada casa, primero revise que las luces estuviesen apagadas, lo menos que deseaba en ese momento era un sermón de Adrián, mi mejor amigo y compañero Gay de mi casa.

Sí, MI CASA.

Podía presumir de ello ¡Oh sí!

El motivo por el cual recuerdo esta anécdota es porque específicamente, justo en ese momento en donde rezaba a los dioses del chocolate y de todo lo dulce que encontrara sana y salva mi juego de llaves era porque:

  1. No funciono sin ellas; hay gente en este mundo que no puede vivir sin su celular, pues yo no puedo vivir sin mis llaves.
  2. Porque realmente deseaba poder presumirle a mi compañero que había llegado sin haber perdido algo.
  3. Porque sí.

En total, ese día perdí mis llaves. Otra vez.

Pido disculpas, a veces se me val a la olla y no se ni lo que pienso.

Estoy en el jardín de mi casa, privada de la libertad que se me daba cuando estaba dentro de ella, ¿por qué? Porque Adrián había salido y había dejado —otra vez— mi juego de llaves.

Daba igual.

Siempre que las necesitaba las hijas de su mama siempre desaparecían de mis manos. En las noches siempre hacia mi bolso para el día siguiente, misteriosamente nunca encontraba mi llave—las guardaba en el bolsillo izquierdo, junto a mis audífonos y el chocolate que siempre le robaba a Marlon, mi mejor amigo— al otro día cuando debía entrar a la casa para poder quitarme el horrendo uniforme y ponerme cómoda. Cómoda para mi es, pijama o una camisa de Adrián, de esas viejas que el odia, en fin, cuando necesitaba de ellas…pues nunca estaban.

Me puse a observar el cielo desde mi posición, era despejado y muy azul. Me recordaba a los ojos de Christian, mi amor prohibido.

En esta vida existen millones de amores, pero para mí el más significativo es el prohibido y 

Christian lo era.

Demasiado prohibido, diría yo.

Su sonrisa ladeada, sus ojos traviesos y esas pecas que me mataban, en fin, era todo un ángel desterrado del cielo. Para mi desgracia, el ángel desterrado vivía a una pared de distancia.

Sinceramente tenerlo tan cerca y no haberle hecho nada era todo un record para mí.

No es que sea de esas chicas lanzadas y extremas que se ponen lencería cara para seducir a un hombre —aunque, hay que admitirlo yo no necesito eso—, pero el hecho de que yo no lo hiciera no significa que no me interesara, solo que no estaba tan necesitada.

Christian era mi amor prohibido y mis llaves mi amor oscuro.

No tiene sentido, pero así lo veo yo.



Para cuando el sol ya estaba ocultándose la sombra de alguien conocido cruza el jardín hasta la puerta. Siento la necesidad de saltar de alegría y besarlo, pero recuerdo que es Adrián y que odia las muestras de amor.

No me pregunten por que, solo sé que las odia y mucho. Me observa mientras me levanto del césped, lleva en mano —en alto para presumir su estatura— mi juego de llaves.

—Idiota.

Él sonríe.


—Ya sé que amas, mueres por mí—murmura mientras abre la puerta. Yo suelto una 
carcajada, él podría ser cualquier cosa, pero lo amaba, en la forma más inocente y normal posible, de la forma que puedes amar a tu mejor amigo.

Me he topado con este cuento que tenia escondido entre mis carpetas de historias, es un poco raro pero queria compartirlo con ustedes. Espero les guste.

MJS

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Gracias por alimentar mi ego :3 - Mentira- Gracias por sus sensuales comentarios.